Sunday, 16 May 2010

Nikolas Rose, Terapia y poder.

"El moderno self se considera -en una perspectiva histórica inusual- que debe ser autónomo, libre y que debe convertirse en un actor. Esta idea acerca de cómo se debe ser induce a considerar que se es un ser más completo cuando se es hábil para elegir, para realizar una narrativa propia. Esta noción del yo que es libre para elegir no es una simple y abstracta noción cultural, sino que está imbricada en toda una serie prácticas que atraviesan toda nuestra sociedad. La más notable de estas prácticas es el consumo a través del cual nosotros, seres humanos, definimos el tipo de yo que debemos ser mediante las elecciones que hacemos, a través de los libros que compramos, de los vestidos que vestimos, de los coches que conducimos, etc. Cada uno de estos bienes realiza o materializa a la vez nuestra personalidad en la elección que hacemos y proyecta una especie de luz sobre el tipo de persona que somos. Pero el yo en nuestra sociedad no es simplemente libre para elegir, el yo está obligado a elegir, está obligado a conferir sentido a su vida como si ésta fuese el resultado de una serie de elecciones: casarse o no casarse, tener hijos o no tenerlos, (...). Se considera cada decisión como algo destinado a realizar una cierta dimensión de la personalidad que nos hace inteligibles en relación a nosotros mismos y a los otros, como si fuesen una expresión de ciertos rasgos subyacentes a la personalidad global. Cada uno tiene que asumir su responsabilidad acerca de la felicidad o la infelicidad de su propia existencia. Cada uno tiene que ser actor en el drama de su propia existencia."